La situación era complicada y el trabajo escaseaba. El joven buscaba y buscaba, pero no había muchas opciones de empleo.
Hizo prueba en una granja de gallinas, pero las aves parecía que no le
aceptaban y se ponían como locas intentando escapar de sus jaulas. Le
despidieron.
Tiempo después encontró una opción en una pajareria y le ocurrió lo
mismo. Los pájaros se estresaban ante su presencia y morían de formas
poco agradables. Le despidieron.
Meses después vió un anuncio que pedían un cuidador de palomas
mensajeras, pero ante su presencia, cada vez que las soltaba, no
regresaban. Le despidieron.
Pero pocos días después le llamaron de una plantación de guisantes y, por fín, Bob "el espantapájaros" encontró un trabajo fijo.
martes, 14 de marzo de 2017
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