viernes, 8 de abril de 2016

Ahí queda eso (318): No es un equipo, es un producto

Otra vez la fiebre del fútbol pone sus ojos en el partido por excelencia. Encuentro de las élites y duelo de comentarios poco objetivos sobre quién será el vencedor. Tal vez la grandeza del evento y de ambos equipos tenga mucho que ver con el poder económico de ambos. Quien más dinero posee es el que al final compra un equipo, no lo construye desde sus cimientos. Qué fácil se hace cuando a simple golpe de talonario consiguen lo mejor del mercado. Yo no lo llamaría equipo, lo llamaría producto. Y otra cosa es la presión mediática que sufren los árbitros a los que les tiembla el pulso a la hora de tomar decisiones en contra de los llamados grandes. Así se entiende que cuando los pequeños, aquéllos que se tienen que partir la cara todos los partidos para seguir adelante, ganan algún título, por pequeño que sea, la euforia se desata y se celebra como algo grandioso. Eso sí que tiene mérito, lo de otros es simplemente un resultado corporativo, como el de las grandes empresas cuando hacen balance anual...ahí queda eso...

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