28 de JUNIO de 2013
Suena el despertador, como siempre de manera inoportuna, cuando más sueño tengo. Me levanto de la cama y me dispongo a afrontar un día más la batalla en la guerra que es la vida. Levanto la persiana de mi habitación para que la luz pueda entrar a través de la ventana e iluminar con fuerza todos los rincones de la casa…Otra vez no, otro día tenue y lúgubre, otro día triste. Oteo el horizonte y aparece oscuro y el cielo totalmente nublado. Parece mentira que acabemos de entrar en el verano. Lo se porque hay gente que apunta las fechas y porque hay informativos que nos lo recuerdan. De lo contrario habría pasado desapercibido.
Otra primavera que no ha llegado, otra primavera que no hemos tenido. La meteorología va en connivencia con la situación social que padecemos. Horizontes inciertos, predicciones dudosas, brotes verdes que no llegan. Hasta los pájaros no saben dónde poner sus nidos, como nuestra juventud que se ve obligada a buscar cobijo en los lugares más insospechados. Días fríos y lluviosos que expulsan a la gente de las calles como hacen los bancos en los desahucios, con la ayuda inestimable de la policía. Calles vacías por las condiciones climáticas y casas vacías por no cumplir las condiciones bancarias.
Días tristes y oscuros. Primavera que no llega, pero no es porque no queramos, es porque no está en nuestra mano, igual que ese cambio en las reglas del juego en la política o en la vida cotidiana en la que unos pocos controlan y manejan a su antojo al resto de la sociedad. Cambios que todos pedimos, pero que nadie escucha.
Hay días que entre las nubes aparece con fuerza un rayo de sol, como queriendo deshacer toda la bruma e imponerse y hacerse fuerte. Lo mismo ocurre con la justicia, en la que de vez en cuando aparece un juez que imputa a cierto tesorero, cierto banquero e incluso a cierta infanta, con la intención de hacer recuperar a la justicia el sitio que nunca debió abandonar. Pero al final se impone la sinrazón y la injusticia y el sol es tapado de nuevo.
Primavera que no llega. Se acerca el día más largo del año, o mejor dicho, la noche más corta, y con ella la noche de San Juan. Noche de brujas y de akelarres, noche de hogueras y de calor. Noches especiales que deberíamos aprovechar para quemar todo eso que nos sobra y que nos hace daño, aunque huela a cerdo, no importa. Nos habéis tapado el sol y habrá que destaparlo. La noche será corta, pero lo suficientemente larga como para que el fuego haga lo que no han hecho ni jueces, ni banqueros, ni políticos ni empresarios manipuladores. Todos a la hoguera. Ya es hora de recuperar nuestra primavera…
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